Llegas a tu coche, arrancas y… no arranca. Es un escenario en el que te has podido ver en más de una ocasión. Puede deberse a una multitud de cosas pero, la mayoría de las veces es por el mismo problema: la batería del coche. También es cierto que la electrónica en los coches modernos también juega un papel importante, que necesita una tensión de alimentación muy precisa para funcionar.